sábado, 17 de marzo de 2012

Como ser un hijo de Dios.

 "¿Cómo podemos llegar a ser un hijo de Dios?"


“Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12).

Ten con Dios una relación de Padre e hijo y búscalo en intimidad.
                                                                         Debes nacer de nuevo.

    Cuando Jesús fue visitado por Nicodemo, Él no le aseguró el cielo de inmediato. En vez de eso, Cristo le dijo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3.

   Cuando una persona nace físicamente, de inmediato hereda la naturaleza de pecado como consecuencia de la desobediencia de Adán en el Jardín del Edén. Nadie tiene que enseñarle a mentir a un niño, él por naturaleza sigue sus propios deseos erróneos, que lo conducen a pecados tales como mentir y odiar. En lugar de ser un hijo de Dios, él es un hijo de ira y desobediencia.

“Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”  Efesios 2:1-3.


     Siendo nosotros hijos de ira, merecemos estar separados de Dios... Pero el versículo que sigue dice, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por Su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia somos salvos).” Efesios 2:4-5

    Quizá te hagas esas preguntas: ¿Cómo somos vivificados con Cristo? ¿Como nacemos de nuevo? ¿Como nos hacemos hijos de Dios?  ¡Debemos recibir a Jesús! 


Recibir a Jesús.

“Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” 
Juan 1:12

     Este versículo explica claramente cómo convertirnos en hijos de Dios. Debemos recibir a Jesús mediante la fe en Él. ¿Qué debemos creer acerca de Jesús?



debemos reconocer que Jesús es el eterno Hijo de Dios quien se hizo hombre para salvar al mundo. Nació de la virgen María, por el poder del Espíritu Santo. Jesús no heredó la naturaleza pecaminosa de Adán. Por esto, Él es llamado el segundo Adán. 1 Corintios 15:22. Mientras que la desobediencia de Adán trajo la maldición del pecado sobre el mundo; solo la vida perfecta de Jesucristo puede cubrir nuestras vidas pecaminosas. Cuando entendemos esto en nuestro espíritu debe haber un arrepentimiento en nosotros (volvernos del pecado), confiando en que la vida perfecta de Jesucristo nos purifica y nos limpia.
debemos tener fe en Jesús y aceptarlo como el Salvador de nuestras vidas. El plan de Dios era sacrificar a Su perfecto y único Hijo en la cruz, para pagar el castigo que nosotros merecíamos por nuestros pecados: la muerte. La muerte de Cristo nos libró del castigo y del poder del pecado a aquellos que lo recibimos. 

Finalmente, debemos seguir a Jesús como nuestro Señor, como nuestro Padre. Después de que Cristo resucitó victorioso sobre el pecado y la muerte, El Padre le dio toda autoridad. Efesios 1:20-23. Jesús guía a aquellos que lo acepten; pero Él juzgará a todos los que lo rechacen.  


     Dios nos da la oportunidad de arrepentirnos y tener fe en Él, Salvador y Señor, y nacer de nuevo a una vida nueva como hijos de Dios. 
      Solo aquellos que reciben a Jesús – no los que apenas saben de Él, sino los que confían en Él para salvación, se someten a Él como su Señor y como Padre, y lo   aman – SON HECHOS HIJOS DE DIOS.


Llegar a ser un hijo de Dios.



    “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad (a nosotros)...” Juan 1:12-13.

    Como dicen los versos mencionados anteriormente, solo Dios “tiene el derecho” y de acuerdo a su  voluntad. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Él...” 1 Juan 3:1. Por eso, nosotros como hijo de Dios no tenemos nada de que enorgullecernos, sino solo gloriarnos en el Señor. Efesios 2:8-9.

     Un hijo crece con el ADN de sus padres, es por eso que se parece a ellos. De igual forma, Dios quiere que Sus hijos se vuelvan más y más como Jesucristo... Aunque solo en el cielo podremos ser perfectos. “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como Él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” 1 Juan 3:7-10.
     No nos equivoquemos; un hijo de Dios no puede ser “rechazado” por pecar. Pero alguien que “practica” el pecado (por ej.: que insiste en pecar y no hace caso de seguir a Cristo y Su Palabra), muestra que nunca ha nacido de nuevo. Jesús dice de estas personas, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.” (Juan 8:44). En el caso de los hijos de Dios ya no les atrae la gratificación del pecado; sino que le atrae el deseo de conocer, de amar, y de glorificar a su Padre. 

      La recompensa de ser hechos hijos de Dios es inmensa. Como hijos de Dios, formamos parte de Su familia (la congregación). (Efesios 2:19), tenemos prometido un lugar en el cielo (1 Pedro 1:4), y nos es dado el derecho de ser hijos de Él y no esclavos. (Romanos 8:15).  




Joel Medina.

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